Todo por un tuit

Fíjese en la causa: un tuit –que escapa a toda formalidad– señalando una idea, una posibilidad de hacer de Tesla una compañía privada de nuevo. Idea que nunca se materializó (y que, dicho sea de paso, es perfectamente válida de realizar, siguiendo los “protocolos” correspondientes), pero que, sin embargo, tuvo efectos colaterales en bolsa. Efectos por los que la SEC tomó cartas en el asunto.

  • martes, 02 de octubre de 2018 13:10
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Puede que sea el tuit más caro de la historia: USD 40 millones. Elon Musk, hasta ahora presidente de Tesla, acordó con la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC) el pago de USD 20 millones (otros USD 20 millones deberá pagar Tesla), junto con la salida de la presidencia de la compañía por tres años. ¿La razón? La demanda de la SEC por fraude.

¿Cuál fue el fraude? Un tuit. En agosto recién pasado, Musk publicó en su cuenta de Twitter que la compañía podría salir de la bolsa. Muchos inversionistas (accionistas) se sintieron perjudicados.

Fíjese en los tiempos: el tuit es del 7 de agosto; la demanda de la SEC se presentó el 27 de septiembre; y no pasaron ni 72 horas entre la acusación de la SEC y el acuerdo.

Fíjese en la causa: un tuit –que escapa a toda formalidad– señalando una idea, una posibilidad de hacer de Tesla una compañía privada de nuevo. Idea que nunca se materializó (y que, dicho sea de paso, es perfectamente válida de realizar, siguiendo los “protocolos” correspondientes), pero que, sin embargo, tuvo efectos colaterales en bolsa. Efectos por los que la SEC tomó cartas en el asunto.

¿Cómo andamos por casa? Malena canta el tango. Acá en Chile vemos que por actos infinitamente más gravosos, las autoridades no hacen bien su pega. Algunos ejemplos:

La multa de 7 millones de euros a Compañía Sudamericana de Vapores (CSAV) en febrero de este año por parte de Comisión Europea (CE) por incumplir las normas de competencia de la Unión Europea (UE), como parte del acuerdo para cerrar el caso.

LAN reconoció años atrás ante el regulador antimonopolio americano haber participado en un cartel en la industria de carga internacional. En Estados Unidos pagó casi USD 100 millones. En Chile esta causa se archivó. Posteriormente, LATAM (ex LAN) fue nuevamente investigada por el regulador americano y se obligó ante la SEC y el DOJ a pagar USD 20 millones frente a eventuales irregularidades.

El pasado mes de septiembre, la SEC informó que Patricio Contesse aceptó pagar USD 125.000 para poner fin a los cargos de corrupción por los pagos realizados (como gerente de SQM) en el marco del financiamiento irregular de la política. Particularmente, se trata de violación de reglas de control interno de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA), entre otros.

Y no olvidemos que está la denuncia contra el Presidente Sebastián Piñera ante la SEC, relativa a la compra de acciones LAN media hora después de haber participado en reunión de Directorio y conocer los estados financieros de la compañía.

¿Puede la Comisión para el Mercado Financiero (ex SVS) lavarse las manos? ¿O nos quedamos tranquilos con los Hechos Esenciales y las respectivas provisiones contables? ¿Dónde quedaron los consumidores y accionistas chilenos afectados en cada caso? ¿Seguiremos viendo cómo las autoridades de Estados Unidos y Europa investigan y sancionan un ilícito, y no las de Chile, a pesar de que las autoridades nacionales tienen un cuerpo legal y herramientas para actuar similares? Por si acaso, la SEC no se compra el argumento de la prescripción o, por lo menos, no como acá. La moraleja es clara: en el mundo globalizado, las reglas del primer mundo rigen, cada vez más, a todos; quiéralo o no.

Mientras tanto, no es de extrañar que acá se vea que un ejecutivo sancionado afuera recibe un premio, o da una extensa entrevista en el diario donde paga su publicidad. Una foto en las páginas sociales entregando un cheque a una fundación siempre es bienvenido. Y por supuesto, también es muy bien visto algún discurso en Icare... de hecho, ya se nos recuerda que Ubi Concordia, Ibi Victoria.

Iván Rojas B.

Fuente: El Mostrador