CASO GENESEE (TREN BOLIVIANO): UNA VERDADERA VERGUENZA

Este caso es un claro ejemplo de cómo se ha infringido el Orden Público Económico a expensas del Grupo. El ordenamiento de los actores involucrados ha causado un enorme perjuicio para CB.

  • miércoles, 14 de noviembre de 2018 01:00
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CASO GENESEE (TREN BOLIVIANO): UNA VERDADERA VERGUENZA



Así es, una verdadera vergüenza, propia y fiel reflejo de un orden empresarial y político que se ampara en excusas meramente formales para no pagar una deuda por más de 18 años. La asombrosa pasividad con que todos han operado en esta causa, tanto deudores como bancos acreedores, sumado ello a un equipo legal de los primeros, otrora amigos, que han ignorado por completo el justo reclamo de lo adeudado como otros que se han apropiado de lo que no corresponde, no hace sino que reflejar, finalmente, el por qué Chile nunca va a lograr la senda del desarrollo si no se exige lo que a cada cual corresponde. Quizás, la Ley existe, lo que falta son intérpretes que sepan ejecutarla. En fin, veamos.

CB Inversiones T e I S.A., antes CB Infraestructura S.A., tuvo que vender el año 2000 su participación en Ferroviaria Oriental S.A., empresa de carga ferroviaria con locación en Santa Cruz, Bolivia, e importante vía de transporte de carga hacia el Atlántico y con una enorme proyección al Pacífico. Es el tren eje del hoy "bioceánico", proyecto en carpeta de CB durante los años 90´s. Por tanto, la empresa es tan clave para Bolivia como estratégica para Sudamérica.

El precio convenido fue de 12 millones de dólares, aproximadamente, el que se pagaría en 3 años. El comprador era Genesee & Wyoming Inc., empresa norteamericana de vasta experiencia en transportes ferroviarios. Los bancos acreedores designaron como Banco agente a BCI. Nosotros, prácticamente, éramos forzosamente meros observadores.

Al poco tiempo, la firma norteamericana dejó la inversión en Bolivia, no informándonos, haciéndose de ella un grupo de inversionistas soyeros. Quiero que se sepa: nadie informó de la venta, como de la compra. Sólo supimos de ella por versiones no oficiales y ex-post. No se entiende, entonces, que los bancos acreedores y BCI como Banco Agente, dejaron que esto pasara. Para colmo, los abogados a cargo de la transacción, estudio Prieto y Cía., eran conocidos del Grupo CB.

El hecho final e insoslayable es que nadie pagó lo convenido, salvo esporádicos y mínimos pagos por concepto de interés.

Luego de años de tratar de reclamar por el daño consabido, requiriendo casi a título de "excusas" una explicación acerca de lo ocurrido, pero frente a la pasividad de todos los actores involucrados, no quedó otra opción sino que demandar por más de 20 millones de dólares, estando la causa hoy vigente. Lastimosamente, en el transcurso de aquel juicio se ha negado, al amparo de figuras procesales, en el fondo, la existencia de la deuda.

Sin embargo, por otra parte, importantes antecedentes fueron aflorando y dieron origen a una acción penal, toda vez que hay rastros de figuras penales gravísimas en el contexto de una participación en la que ha actuado, entre otros, un empresario de origen paraguayo- venezolano con amistades políticas en Bolivia que lo han convertido hoy en un amigo del régimen de Evo y Maduro, y otro irlandés avecindado en Bolivia; ambos cónsules.

Este caso es un claro ejemplo de cómo se ha infringido el Orden Público Económico a expensas del Grupo. El ordenamiento de los actores involucrados ha causado un enorme perjuicio para CB. Casi, a título de interdicción, los acreedores designaron un Banco Agente que poco hizo para cobrar el crédito. Por su parte, los deudores, representados tanto los antiguos como los actuales, por el estudio Prieto y Compañía, han ignorado normas de decoro y confianza dada la historia común, pero para peor, se han amparado en preceptos legales para defender lo que no puede avalarse, esto es, el no pago del justo precio convenido. Por su parte, una trama penal oculta aflora ahora con motivo de nuevos antecedentes. Y un sistema judicial que no puede ver la oscura verdad de todo esto.

Por nuestra parte, no trepidaremos en defender lo nuestro y recuperar al amparo del derecho lo que nos corresponde. Viejas amistades ya no serán tal, habiéndose hecho los esfuerzos por no dañarla, sirviendo de paso a una gran vergüenza, que como hemos dicho, lleva 18 años en espera.


MANUEL CRUZAT INFANTE

Noviembre, 2018